Natalia Pérez González

“.No podemos cambiar algo de lo que no somos conscientes. Una vez que la conciencia se expande, es imposible retroceder”. Ralph Waldo Emerson

Natalia Pérez González

economista

Como economista, desarrollé gran capacidad para analizar sistemas complejos y detectar factores invisibles que alteran el equilibrio. Hoy aplico esa misma agudeza analítica para optimizar el sistema más crucial de todos: el entorno en el que vivimos y su impacto directo en la salud familiar.

Mi transición no fue una elección de carrera, sino una misión personal impulsada por la búsqueda incansable de una mejor calidad de vida para mi hijo, diagnosticado con autismo hace ya más de 12 años, que me llevó a realizar un Diplomado en Autismo y a investigar de forma independiente, para poder ir mucho más allá de las respuestas convencionales.

Exploré temas de nutrición y reducción de la carga tóxica hasta que descubrí que la base fundacional de una salud óptima reside en elementos que a menudo pasamos por alto y que se refieren a los tres pilares que sustentan la vida en la tierra: la luz solar, el agua y el magnetismo terrestre.

También comprendí que, en nuestro mundo moderno, uno de los mayores estresores para el sistema nervioso es la constante exposición a la contaminación electromagnética. Para abordar este desafío desde una base científica y rigurosa, me formé como Coach y Consultora Técnica en Electrosmog en la prestigiosa Academia Gems de Joaquín Machado, obteniendo un nivel de competencia equivalente a EMF Practitioner.

Compromiso

Profesionalidad

Dedicación

Seriedad

Mi propósito

Ayudar a las familias, y en particular a aquellas con miembros en el espectro autista, a transformar sus hogares en santuarios de bienestar, que favorezcan el equilibrio del sistema nervioso, mejoren el descanso y potencien la calidad de vida de todos sus miembros.

Optimizar el entorno de centros terapéuticos y colegios, creando aulas y espacios de baja carga electromagnética que promuevan la calma y la concentración, para que el aprendizaje resulte más efectivo y apoye la regulación sensorial en vez de interferir en ella.

Este propósito trasciende las paredes del hogar. Entiendo que para apoyar de verdad a un niño, especialmente a uno en el espectro autista, debemos crear un ecosistema de bienestar coherente.

Por eso, colaboro estrechamente con los tres pilares fundamentales en la vida de nuestros niños: su familia, sus terapeutas y sus educadores.

Mi misión es ayudarles a transformar los espacios que habitan —casas, centros terapéuticos y colegios— en entornos de baja carga electromagnética.

Trabajo para crear “santuarios” donde el sistema nervioso pueda regularse, el descanso sea profundo y el potencial de cada niño pueda florecer sin la interferencia invisible del estrés electromagnético.

Mi fortaleza es guiar a cada actor de este ecosistema en la implementación de soluciones prácticas y sostenibles, combinando la precisión técnica de un consultor con la empatía y el acompañamiento de un coach.